Dos hermanas, eran llama Elly y Jane, caminaron a un camino en un bosque. De repente, un deunde vino. Dijo, “Necesito una taza amarilla o te comeré!”
“¡Ai ai ai!” Dijeron las hermanas. “¿Que haremos?”
“¡Vas, busquen a una taza amarilla!” dijo el duende. Las hermanas fueron a buscar una taza amarilla.
“Deberíamos pedir al Rey una taza amarilla,” dijo Elly.
Una guardia picaresca dijo, “El rey es molestado por tazas amarillas. Él no tiene ninguno. La bruja podría tener una, aunque.”
“¡Ai ai ai!” dijo Jane. “¿Que haremos?”
“Vamos a verificar si la bruja tiene una taza amarilla,” dijo Elly.
“Sí,” dijo Jane. Las hermanas caminaban a el camino en el bosque cuando llegaron a la tienda de la bruja. “Bruja, tienes una taza amarilla?” dijo Jane.
“Si, pero necesitas cambiar por ello.” siseó la bruja.
“¡Ai ai ai!” dijeron las hermanas. “¡No tenemos nada para cambiar! ¿Que haremos?”
“¡Puedes cambiar sus almas!” siseó la bruja.
“¡Ai ai ai!” dijo Jane. “¿Que haremos?” Elly rápidamente vendió su alma a la bruja a cambio de la taza amarilla. Ella trajo el premio al duende.
“¡Gracias por este taza amarilla! ¡Todavía voy a comerte!” Dijo el duende.
“Comerás esto, y aceptame como estudiante.” Elly dio la duende un ciervo.
“Bueno,” dijo el duende.
“No!” gritó Jane. “¡Te necesito en mi vida!” Se tiró al suelo.
“Jane, está bien. Esta vida sencilla no es para mí. ¡Necesito aventura!” Elly se fue con el duende. Jane lloró amargamente.
Jane volvió a su casa, solo y triste, llena de dolor.